Estrés: síntomas, causas y consecuencias

El estrés, sus síntomas, causas, consecuencias y recursos que solucionan

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Durante los últimos años, estamos siendo testigos de un aumento significativo en los niveles de estrés, tanto a nivel mundial como en el ámbito nacional, incluso regional.

Según el último estudio CinfaSalud sobre “Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés” publicado en el año 2017, las cifras apuntaban a que 9 de cada 10 ciudadanos, de entre 18 y 65 años, había sentido estrés en el último año y, 4 de cada 10 (el 42%) lo sufrían de manera frecuente o continuada. Lo que supondría 12 millones de españoles estresados.

Tras la pandemia, un análisis publicado por la revista El Economista procedente de datos de Eurostat, Reuterts, la OCDE y otras instituciones, España se situaba en 2022 como el quinto país con los mayores niveles de estrés de toda la Unión Europea.

El estrés se ha convertido en un problema creciente en la sociedad moderna y es considerado por muchos expertos, uno de los mayores desafíos para la salud pública en general.

Cuando experimentamos estrés, es común sentir fatiga y falta de energía, tener dificultades para conciliar el sueño, dolores de cabeza y tensiones musculares.

A menudo, también nos sentimos aislados y desmotivados, experimentamos cambios repentinos en el apetito, podemos comer mucho o demasiado poco, y es habitual que mostremos irritabilidad o cambios de humor.

Además, el estrés puede manifestarse con ansiedad y una excesiva preocupación, afectando a nuestra concentración y capacidad para memorizar.

Y si sueles tener alguno de estos síntomas, probablemente intuirás que están estrechamente relacionados con el estrés a causa de procesos de somatización.

Procesos de somatización

Hoy en día, cada vez más expertos, como investigadores, científicos y especialistas en medicina, biología y psiconeuroinmunología, nos explican cómo el estrés y los problemas emocionales y psicológicos afectan a nuestra calidad de vida y bienestar, a menudo sin que seamos conscientes de ello.

Si has leído libros como: «¿Por qué las cebras no tienen úlcera?» de Robert M. Sapolsky, «El cuerpo lleva la cuenta» de Bessel A. Van der Kolk o «Cuando el cuerpo dice No» de Gabor Maté, es posible que estés más consciente de la relación entre el estrés y los síntomas físicos que genera.

El estilo de vida acelerado, la multitarea, los cambios tecnológicos y la constante conectividad, junto con la falta de conexión con los entornos naturales, las presiones laborales, los efectos de la pandemia y las crisis económicas, son algunos ejemplos de factores que contribuyen al aumento del cortisol en sangre, la hormona del estrés, con sus correspondientes consecuencias.

Sin embargo, si profundizamos un poco, nos daremos cuenta de que nuestra particular manera de pensar, que se trata de un factor intrínseco, es de lo que más nos puede afectar.

El estrés se produce básicamente cuando:

  • No podemos controlar una situación.
  • Ante una percepción de amenaza o peligro.
  • La percepción de que algo está a punto de empeorar.

De manera que, la respuesta al estrés es lo que hace nuestro cuerpo de forma innata para volver al orden y, para ello, hace uso de todos los recursos vitales para sobrevivir.

Cuando no podemos apagar esta respuesta al estrés, es cuando nos volvemos vulnerables a la enfermedad.

En cuyo caso, ¿qué podemos hacer?

Comprender cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente puede ser un factor determinante para cambiar y mejorar nuestra salud y bienestar, lo que incide directamente en nuestra calidad de vida.

Así que, sacando el lado positivo de la globalización, hemos de decir que nos encontramos en un momento histórico en el que la ciencia occidental se ha unido a la ciencia oriental, lo que nos ha permitido descubrir los entresijos y mecanismos de la mente, cómo funciona nuestro cuerpo y cómo podemos influir en nuestra salud física, pero también en nuestra serenidad mental.

De manera que tenemos infinidad de recursos a nuestra disposición. Solo se trata de reconocerlos y empezar a utilizarlos a nuestro favor.

Recursos para la serenidad mental

¿Cómo esto es así? 

Porque tenemos recursos de carácter interno, inherentes a nuestra persona, que tienen que ver con el desarrollo de nuestro ingenio, con la actitud que adoptamos ante las circunstancias de la vida, así como nuestra escucha interna, a la vez que podemos aprender a guiar nuestra mente y gestionar nuestras emociones o aumentar nuestra capacidad de resiliencia.

Para lo cual podemos ayudarnos de herramientas como las que nos proporciona la práctica de la atención plena o mindfulness a través de la meditación, la cual favorece la introspección y una mejor comprensión de nosotros mismos.

Y luego, hay otra serie de recursos de carácter externo, relacionados con el entorno, con el medio del que te rodeas, así como las personas con las que te relacionas, los alimentos que consumes o los espacios que frecuentas, por poner algunos ejemplos.

Lo que sucede es que, en nuestras ajetreadas vidas, a menudo olvidamos que somos interdependientes del entorno y que estamos vivos gracias a los recursos de la naturaleza.

Y, aunque por momentos, nos demos cuenta de esa necesidad de reconectar con la Tierra, como cuando estamos deseosos de ir a dar un paseo por la playa, darnos un baño en el mar, hacer un picnic en el campo, practicar algún deporte outdoor, o pasar un fin de semana en algún alojamiento rural, pues solo hay que observar el incremento de la demanda del turismo rural en los últimos años, parece evidente que algo hay en estos entornos que nos proporcionan una liberación de tensiones y un aumento del bienestar.

De hecho, en Finlandia, considerado el país más feliz del mundo por varios años consecutivos, según la World Happiness Report, es una práctica habitual que los médicos receten entornos naturales a sus pacientes, cuando detectan altos índices de estrés.

No obstante, en documentales como el que puedes ver a continuación, de Clint Ober, descubrirás la importancia del denominado Earthing o Grounding, la conexión a Tierra para nuestra salud y bienestar:

 

¿Y tú? 

¿Qué sueles hacer para reducir tus niveles de estrés y ansiedad?

¿Sueles ayudarte de tus recursos internos o más bien te centras en los externos?

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