El impacto de los alimentos en nuestra salud y cómo comer mejor
La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud. Sin embargo, no todo lo que consumimos, aunque parezca seguro o saludable, realmente lo es.
A veces con el fin de reducir costos, evitar pérdidas o favorecer las ventas, con el procesamiento de los alimentos y su conservación se producen una serie de riesgos de los que podemos no ser conscientes.
Los riesgos ocultos en los alimentos pueden causar trastornos en nuestra salud y bienestar a largo plazo. Por ello, aprender a identificarlos y evitarlos es esencial para vivir de manera más plena y saludable.
En este artículo exploraremos cuáles son solo algunos de estos riesgos, cómo pueden afectar a nuestra salud y calidad de vida y qué medidas podemos adoptar para minimizar su impacto y comer mejor.
Riesgos ocultos en los alimentos:
I. Aditivos, edulcorantes y conservantes nocivos
Los aditivos, como edulcorantes, conservantes y potenciadores de sabor, son ingredientes que se añaden para mejorar el aspecto, el sabor o la duración de los alimentos. Aunque muchos están aprobados para el consumo, algunos pueden tener efectos secundarios. Por ejemplo, el glutamato monosódico (MSG) se ha relacionado con dolores de cabeza y reacciones alérgicas en algunas personas sensibles. Otros, como los nitratos presentes en carnes procesadas, han sido vinculados con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer.
El consumo habitual de estos compuestos puede generar inflamación crónica, alteraciones metabólicas e incluso problemas neurológicos en personas predispuestas.
Posibles soluciones:
- Lee las etiquetas y aprende a discriminar: Evita productos con una lista larga de ingredientes que no reconoces o que tienen nombres químicos complejos (https://e-aditivos.com/)
- Elige alimentos frescos y mínimamente procesados.
- Opta por alternativas sin aditivos o con ingredientes naturales.
II. Pesticidas y residuos químicos
Muchos alimentos, especialmente frutas y verduras, son tratados con pesticidas para protegerlos de plagas. Aunque las cantidades permitidas de residuos suelen estar reguladas, la exposición acumulativa puede tener efectos adversos en la salud, como alteraciones hormonales, problemas neurológicos y mayor riesgo de enfermedades crónicas.
Los pesticidas pueden alterar el sistema endocrino, interferir en el desarrollo neurológico y están asociados con un mayor riesgo de cáncer en exposiciones prolongadas.
Posibles soluciones:
- Compra preferiblemente productos orgánicos y evita los más propensos a tener altos niveles de pesticidas, como fresas, espinacas y manzanas.
- Lava y pela las frutas y verduras para reducir los residuos químicos, cuando éstos no sean de procedencia ecológica.
- Recurre a productores locales de confianza o, si tienes la posibilidad, cultiva tus propios alimentos.
III. Contaminación por metales pesados
El mercurio, el plomo y el cadmio son metales pesados que pueden encontrarse en alimentos como pescados, vegetales cultivados en suelos contaminados y agua. Estas sustancias son tóxicas y pueden acumularse en el cuerpo con el tiempo.
La exposición prolongada a metales pesados puede causar daños neurológicos, enfermedades renales y problemas cardiovasculares.
Posibles soluciones:
- Modera el consumo de pescados grandes como el atún o el pez espada, que tienden a acumular más metales pesados.
- Prioriza alimentos cultivados en suelos certificados.
- Utiliza filtros para el agua, minimizando el riesgo de agentes contaminantes.
IV. Azúcares ocultos
Muchos alimentos procesados contienen azúcares añadidos que no siempre son evidentes, como el jarabe de maíz de alta fructosa o dextrosa, sacarosa, glucosa, maltosa, lactosa… Estos azúcares están presentes en alimentos aparentemente saludables o incluso en los supuestamente salados.
El consumo excesivo de azúcar está relacionado con obesidad, diabetes tipo 2, caries dental, enfermedades del corazón y problemas inflamatorios.
Posibles soluciones:
- Aprende a identificar los diferentes nombres de azúcares en las etiquetas.
- Elige alimentos integrales y naturales en lugar de procesados.
- Reduce el consumo de bebidas azucaradas y opta por agua, infusiones o bebidas sin azúcares añadidos.
V. Grasas trans y grasas saturadas
Las grasas trans artificiales, presentes en productos como margarinas, alimentos fritos y bollería industrial, son altamente perjudiciales para la salud cardiovascular. Aunque están prohibidas en algunos países, aún pueden estar presentes en otros.
Estas grasas aumentan el colesterol malo (LDL), reducen el colesterol bueno (HDL) y elevan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Posibles soluciones:
- Elige alimentos con grasas saludables, como aguacates, nueces, semillas y aceites de oliva o coco.
- Evita los productos que contengan «aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados».
- Cocina preferiblemente en casa para controlar la calidad de las grasas que consumes.
VI. Microplásticos y contaminación por plásticos
Los microplásticos han sido encontrados en agua potable, mariscos y alimentos envasados en plástico. Aunque la investigación está en curso, su presencia en el organismo plantea preocupaciones por posibles efectos tóxicos.
Los microplásticos pueden interferir con el sistema endocrino y están relacionados con la inflamación y el daño celular.
Posibles soluciones:
- Reduce el consumo de agua embotellada y usa alternativas como filtros de agua.
- Evita calentar alimentos en envases plásticos, ya que liberan sustancias químicas como el BPA.
- Opta por productos empaquetados en vidrio o materiales reciclables.
VII. Alérgenos y contaminación cruzada
Los alérgenos no declarados, como frutos secos, gluten o lácteos, pueden ser un riesgo para personas con intolerancias o alergias graves. Además, la contaminación cruzada en alimentos procesados puede ocurrir durante la fabricación.
El consumo inadvertido puede desencadenar desde molestias digestivas hasta reacciones alérgicas graves como anafilaxis.
Posibles soluciones:
- Lee cuidadosamente las etiquetas de los alimentos que compras.
- Si tienes alergias o intolerancias, elige alimentos certificados libres de alérgenos.
- Cocina preferiblemente en casa para llevar un mayor control sobre los ingredientes que utilizas.
CÓMO COMER MEJOR
Consejos prácticos para comer más sano:
- Planifica tus comidas: Dedica tiempo a organizar un menú semanal, incluyendo alimentos frescos y de temporada.
- Elige alimentos frescos y naturales: Preferiblemente ecológicos y de proximidad.
- Lee las etiquetas y aprende a discriminar: Familiarízate con los ingredientes y evita productos con largas listas de aditivos, azúcares y grasas trans.
- Evita los procesados y ultraprocesados que apenas contienen enzima viva y, lejos de nutrir nuestras células, son un riesgo para la salud.
- Cocina en casa: Este hábito no solo es más económico, sino que te da un mayor control sobre lo que consumes.
- Reduce el consumo de ciertos alimentos como pescados grandes o de piscifactoría, animales de granjas industriales o el exceso de cereales, especialmente si contienen gluten.
- Hidrátate bien: El agua filtrada, libre de tóxicos, debe ser la principal fuente de hidratación.